La iglesia como grupo
La comunidad es una fuente de bendición y de alegría como exclama gozoso el salmista: “Mirad cuán bueno y delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía” (Salmo 133:1). Sin embargo, con demasiada frecuencia es también el escenario de “celos y disensiones” (1 Corintios 3:3), “contiendas y divisiones” (1 Corintios 1:11). Fue así en la Iglesia Primitiva y sigue siendo así hoy. ¿Por qué las iglesias locales se ven tantas veces envueltas en tensiones que se alargan de forma incomprensible? La Iglesia es ya un pueblo redimido, pero todavía no es un grupo humano perfecto. Por ello, estamos expuestos a los conflictos propios de todo grupo humano. El grupo es una fuente de felicidad y de amargura a la vez porque en las relaciones se manifiesta en grado máximo la ambivalencia del corazón humano: su potencial para el bien y su potencial para el conflicto y la división.
"La iglesia como grupo" es una obra amplia, casi diría exhaustiva, sólida y profunda. Como comunidad evangélica nos sentimos honrados con una aportación de este calibre intelectual. Conozco a muy pocos autores que hayan escrito desde un trasfondo psicoanalítico grupal y cristiano a la vez con la autoridad y la claridad de Félix A. Palacios. Esta profundidad, sin embargo, no está reñida con un lenguaje comprensible y siempre sugerente. Destacable me parece también cómo el autor aúna el rigor científico y profesional con la perspectiva bíblica. F. Palacios analiza la vida grupal de la iglesia no solo con los ojos de un grupoanalista, sino también con los ojos de la fe bien fijos en la Biblia, nuestro marco de referencia último en toda cuestión de vida.
Dr. Pablo Martínez Vila