EN LA TERRAZA DE MEFISTO
La autora, cómodamente instalada en una incómoda terraza, perfila a través de su mirada femenina un retablo desacomplejado dónde los nuevos valores alimentan nuevas y viejas raíces de sufrimiento, decepción, desesperanza, riesgo, miedo, soledad, angustia…
Valores que, inevitablemente, confluyen en una disparidad desorientada de personajes cuyas experiencias y negligencias viajan desde el territorio más íntimo y personal hacia una reconocible voz universal, pero que en cualquier caso todos ellos transitan por la común avenida de nuestro agitado tiempo. Y aunque aparezcan algunos atisbos de esperanza en cada etapa del viaje, el retablo queda abierto y da paso a una inquietante cita de Hermann Broch.