ARIADNA DEL AGUA / ARIADNA DE L\'AIGUA
Un toque leve, una sensualidad no menos fuerte por ser delicada en su expresión, una consciencia atenta siempre a la pulsión de los cuerpos y el deseo, esta poesía evita la contundencia y se afirma en la sugerencia. Los seres aparecen y desaparecen, entran y salen de los versos dejando una huella que es apenas la huella del recuerdo. Los poemas se mueven entre el mar y la ciudad: aquel como protagonista y ésta como escenario muchas veces del drama del deseo. Entre ambos se mueve Ariadna siguiendo el hilo del deseo. Conocido y próximo, pero también mítico y nimbado por un cúmulo de asociaciones, el mar es el nuestro y el que bañó las costas de Creta en un batir atemporal. El aliento mediterráneo conforma el poemario, que mantiene un tono sugestivo y grácil, celebratorio de encuentros tanto esperados como fortuitos.