PARA NO TENER QUE HABLAR
Después de años de flirteo con la narrativa autoficcional, en la cual la familia ha sido la temática principal, Muriel Villanueva desnuda ahora la parte de su infancia que, en fines de semana alternos, vivía junto a su padre. Lejos de la homomarentalidad que describe en varias de sus novelas, nos brinda ahora esta carta en verso, para no tener que hablar.
tengo miedo
de escribir
por primera vez tengo miedo de escribir
de niña tenía miedo de un dedo índice
que apuntase hacia mí
«mira, por ahí va una hija de lesbianas»