Paisajes geopoéticos. Viajes por la belleza auténtica y mis pensares
El ser humano es inquieto por naturaleza. Ama la belleza sin ostentación. Busca el saber tenazmente. Y uno de los medios más dichosos de satisfacer esos anhelos es el viaje: el ver de tierras extrañas y el placer de novedades. En estas mis andanzas he percibido el espacio como un álbum de paisajes geopoéticos. Que no son geografía física ni cartografía real, sino lugares ensoñados por la literatura y el arte.
Este libro se compone de cinco jornadas viajeras. En la primera, evocamos los paisajes ideales: ora la nostalgia del Paraíso; ora el cuento de la isla de Jauja.
En la segunda, recorremos lugares con genio: la Grecia antigua y las «Capillas Sixtinas» de Altamira, San Isidoro de León y San Baudelio de Berlanga.
En la tercera, gozamos de los jardines de delicias de Villa Adriana y de Bomarzo, y paseamos por el amor y la muerte guiados por el Decamerón.
En la cuarta, habitamos en los huertos cerrados de nuestros anarquistas místicos Juan de la Cruz y Teresa de Jesús. Y ascendemos por los cíclopes rocosos que, flotando entre el cielo y la tierra, brotan en Meteora.
En la quinta, disfrutamos de las soledades sonoras, leyendo las Bíblias románicas y rastreando la huella humana en Atapuerca y Burgos.
En la sexta, visitamos ciudades sagradas, como la Jerusalén de las tres culturas, la Roma eterna, la Bizancio añorada y el panal de Lalibela.
En la séptima, recreamos ciudades legendarias: la Florencia de los Médicis, la Valetta de los caballeros de Malta, el Madrid de Cervantes y San Petersburgo de las noches blancas.
El epílogo conlleva el eterno retorno a la Madre Tierra. Al cabo, este libro, como escribe José Jiménez Lozano en el prólogo, «convoca al mundo entero para la alegría y los pensares del lector». Viajes humildes por la belleza auténtica y olvidada. Paisajes geopoéticos entre los que sentí acariciar el Paraíso perdido.