Efesios volumen II
Efesios tiene la intención de llamar a los lectores a una vivencia 
auténticamente cristiana, y esto lo hace partiendo inicialmente de la 
doctrina, para conducirnos en la segunda parte de la epístola, a las 
implicaciones éticas de haber sido incorporados en el plan de Dios.
Primeramente, el apóstol nos explica cuál es el glorioso plan eterno 
de Dios y cómo el Mesías nos salva y nos incorpora en ese plan. Por 
medio de la muerte y resurrección de Jesús, Dios no solamente nos 
concede el perdón de nuestros pecados y una nueva vida potenciada por 
el Espíritu Santo, sino que está llevando a cabo sus inmensos designios 
eternos de reunir todas las cosas en Cristo. Así pues, nuestra salvación 
personal se inserta dentro de algo mucho más grande: la creación de una 
nueva sociedad compuesta por los redimidos de todas las naciones, un 
anticipo de la reunión universal del día final.
Pero nuestra inserción en el plan divino entraña consecuencias 
morales y vivenciales. No somos meras piezas en una inmensa maquinaria 
cósmica; somos seres humanos con entidad y responsabilidad, que 
tendremos que dar cuentas ante Dios de cómo hemos vivido de acuerdo 
con sus propósitos. Tenemos tareas que llevar a cabo, ministerios que 
cumplir y un determinado estilo de vida que abrazar. Si hemos entendido 
mínimamente la inmensidad de la salvación en Cristo, querremos 
responder no solamente con expresiones de gratitud y adoración, sino 
también con una vida que honre a Dios, que revele la autenticidad de la 
obra de gracia en nosotros y que sea consecuente con la salvación que 
hemos recibido.
                                                
 
                        
