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Cuando dejé de hablar

Cuando dejé de hablar
Idealizar la vida, situaciones y circunstancias puede llevar a desengaños, porque no siempre salen las cosas ni como queremos ni como imaginamos. Y menos cuando esas situaciones no dependen en su totalidad de uno mismo. Pero estas decepciones tienen su función y parte positiva: Ayudan a mantener los pies en la tierra. “Confianzas rotas, amistades perdidas, promesas olvidadas. Todo esto y mucho más forma parte del juego de la vida”.

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