La educación emocional en el aula
Somos seres básicamente emocionales. Recibimos estímulos continuamente y reaccionamos ante ellos con alegría, tristeza, miedo, sorpresa o ira. Esos estados afectivos que experimentamos de forma innata y denominamos emociones son reacciones subjetivas al ambiente que tienen una función adaptativa y cuyo modo de expresión depende de la experiencia, siendo fundamental en ese sentido el ejemplo de los adultos ante los niños.
Es muy difícil controlar un comportamiento determinado sin atender las emociones. Deberíamos intentar crear espacios donde aprender a comprender y a expresar todo un mundo afectivo que muchas veces desconocemos. Es esa ignorancia contra la que deberíamos luchar, educando a los más pequeños para que las emociones les ayuden a guiar su conducta, ya que el proceso de aprendizaje no solo depende del conocimiento y de la capacidad intelectual, sino también de cómo controlemos nuestras emociones en beneficio propio y en el de los demás.