Por nada ni nadie
Este libro pretende ser un soplo de aire fresco en los tiempos de pandemia que corren. Nos recuerda, de una manera fluida y didáctica, los cambios y progresos de la humanidad, la cual, a la fuerza, ha aprendido a darle prioridad a los sentimientos, afectos, familia, salud; todo aquello que dábamos por sentado creyendo que siempre iba a estar ahí. Todos, sin excepción, caemos en la cuenta de lo mucho que hemos perdido cuando lo hemos perdido ya, y esta situación nos ha enseñado a valorar las pequeñas cosas y a priorizar siempre nuestros sentimientos. La vida es un camino de ida y vuelta y todas nuestras acciones tienen consecuencias, repercuten en otros, ya sea positiva o negativamente. Al final, lo hemos descubierto de la peor manera… Nos habla también de la naturaleza, de cómo nos enseñó y enseña a renacer, así como ha hecho ella durante tantos años en los que le fuimos ganando terreno, incluso a la propia Tierra. Y es que aprovechando que los humanos estábamos confinados, los animales y las plantas volvieron a apropiarse de territorios que les habían sido robados, pues siempre les han pertenecido. La naturaleza resurgió, al igual que lleva haciendo durante milenios. No habíamos reparado hasta ahora en la gravedad del asunto porque nuestros ritmos de vida no nos lo permitían. Es un libro lleno de datos, para nada aburrido. Una lectura ligera, pero no por ello menos interesante.